sábado, 8 de febrero de 2014

El camino equivocado


A 8 meses del referéndum, en Escocia el "no" a la independencia oscilaría en torno al 68%. ¿Estamos haciéndolo mal en España? Quizá la estrategia del Gobierno basada en una negación absoluta y la evitación del debate tan sólo sirva para provocar más victimismo, que se traduce en mayor independentismo.

Mientras en el Reino Unido el Gobierno decide la pregunta y los votantes, aquí Artur Mas y Junqueras deciden a la carta, estableciendo la edad en 16 para que los chavales recién salidos de una escuela pública adoctrinadora corran a engrosar el "sí", y estableciendo trampas como la del "doble no", que sencillamente no será contabilizado. Por otro lado, la Generalitat engaña a sus ciudadanos con la contabilización de la deuda y los recursos públicos con los que Cataluña supuestamente contaría de independizarse. Los famosos 16.000 millones que son realmente 800 millones, como bien demostraban el otro día Josep Borrell y Joan Llorach (enlace abajo). 

Mientras, en Canadá las promesas del oro y el moro son lavadas con la ducha de agua fría de una regulación sensata y justa sobre la secesión, entrando en cuestiones cruciales como las de qué tienen que decir el resto de canadienses o cuál es el reparto de los bienes comunes. Una cuestión interesante es que establece que las comunidades dentro del territorio de Quebec que decidieran quedarse en Canadá tienen el mismo derecho a decidir qué quieren para su futuro que los lugares donde gana el "no". Todo apunta a que en la provincia de Barcelona el "no" ganaría... ¿Tienen Junqueras y compañía el derecho a separarlos de nosotros por el margen tan estrecho con el que tienen previsto ganar -si lo hacen- en el resto de Cataluña? ¿O es que porque no puedan permitirse una estado catalán sin Barcelona hay que obligar a los barceloneses a un cambio radical del statu quo, contra el que encima se han pronunciado mayoritariamente en contra?

Con el establecimiento de unas reglas de juego se evita la desfachatez del "ya que no hay vía, la hacemos nosotros como nos venga en gana". Se acaba con la "secesión a la carta". Con el debate y la confrontación del problema, como en el Reino Unido, se protege a los ciudadanos frente a las falsedades de una propaganda unilateral. Deberíamos tomar nota.

http://elpais.com/elpais/2014/01/19/opinion/1390153695_441521.html