El señor Pablo Iglesias se presentó ayer, delante del programa de debate político de mayor audiencia en nuestro país, como el "cambio socialdemócrata necesario", como el redactor de un programa de gobierno (y cito textualmente) "que cualquier socialdemócrata europeo de los años 80 hubiera suscrito".
Todo ello ante la pantalla de una cadena (La Sexta) que le dedicó enterito el espacio de mayor audiencia televisiva de la semana -vídeos con momentos triunfales y musiquita heroica incluidos-, lo rodeó de periodistas complacientes, ignorantes de la vida y de críticos que casi le hacen más causa que daño.
Personalmente no tengo nada en contra de este señor, y me mantengo al margen de críticas personales o basadas en el mero prejuicio (me gustaría más oír debatir sobre su programa electoral y no sobre su coleta o su sueldo, para ser sincero). Sin embargo, hay una cosa que sí tengo en contra suya: el "doble discurso" que emite y que mucha gente decide ignorar. Comunista revolucionario por la tarde y socialdemócrata reformista y moderado por la noche, en los espacios de mayor audiencia.
Buena prueba de ello son sus debates en "La Tuerka", aunque acabo de encontrar un vídeo-resumen con una selección de intervenciones suyas -enlace debajo- que darían mucho que hablar. Algunas son demasiado cortas para poder apreciar si están sacadas -o no- de contexto (lo cual sin duda más de uno intentará), pero otras son suficientemente claras y cristalinas. Televisiones privadas prohibidas, propiedad privada prohibida... No lo escuché ayer por la noche en "La Sexta Noche". Estaré perdiendo el oído...
Los posibles motivos de una cadena como La Sexta para "catapultar" a Pablo Iglesias al estrellato son discutibles pero ante ante esta y otras declaraciones no queda más remedio que preguntarse cuál de las dos respuestas posibles a este "doble discurso" es la correcta:
a) Es comunista y actúa como demócrata moderado para obtener votos que luego utilizar para convertir a nuestro país en una democracia bolivariana (mentiroso).
b) Su corta experiencia en la política le ha llevado a cambiar de opinión y convertirse en un socialdemócrata de la casta que no defiende el fin del capitalismo (mentiroso y traidor a los ideales que tantas veces expuso con anterioridad).
Ninguna de las dos me gusta. Escojan ustedes.